sábado, julio 08, 2006

Una mirada

Una mirada innumerable abre caminos en tu alma.
Abre los años que se repiten en sacudidas estrofas.

Una voz simula la pose falaz que se repite en luces,
en un beso acunado en suspiros y llantos de viento.

Son de brillos tus unísonas pausas y agitados celos.
Es de versos un abismo creado en tu tarda soledad.

Vuelven las solas imágenes a sazonarte de regresos.
Vuelve tu mirada de reflejos cobijados en el espejo.

Y reconoces los ecos del amor en la huida del ayer.
Reconoces la claridad de mi voz en tu lento vientre.

Son de interminables principios tu tálamo de flores.
Son de esperas los cielos que te cubren de sudores.

Y reconoces el duro resplandor debajo de mi lengua.
Reconoces mi amor de lánguidas dudas y respuestas.

Rolando del Pozo

viernes, junio 23, 2006

Te adivino

Te adivino en la memoria de mis días,

en la inocencia de crecientes ensueños,

en la tarde que limita con las ilusiones

y en la frescura de tu pelvis en agonía.

 

Te descubro en la migración de la luna,

en la profusa sudoración de tus piernas,

en el miedo donde te tornas de sombras

y en el insoluble silencio de tus pechos.

 

Ahora existes en mi aletargado cuerpo,

aunando el amor que te copia en voces,

en urgentes realidades llenas de ruegos.

 

Ahora existes en excesivas melancolías,

en el resentimiento de una voz profunda

que la vida azuza y mis labios recuperan.

 

Rolando del Pozo

 

lunes, junio 05, 2006

Abro

Abro tus delirios en la idea de soñarte llena de brillos,

en tu mudez de viento donde finjo ser un mar de bríos,

en los colores que perfuman las horas de esta ansiedad

y en las ganas de querer poseer tus trazos en mis letras.

 

Llueve y mi alma es otro cielo en la vertiente de tu voz,

en tu gemir de luces, en el triunfo de tu erguido vientre.

 

Regreso a tus más bellos ruegos, a tus pendientes vuelos.

Regreso a tu jardín de sombras pintado de frescas voces.

 

Y se funden nuestras soledades en imposibles esperanzas,

en los perfiles de un sol redimido por tus solitarios senos,

por las horas que te reclaman bella y tierna en mis versos.

 

Regreso a los delirios que te describen llena de dolencias.

Regreso a iluminar tu piel de distancias, tus curvas de sal,

tus osadías tiernamente vencidas en tus delirios de mujer.

 

Rolando del Pozo


Regreso

Regreso a tu nostalgia llena de apatías, 

a tus flancos plenos de negadas fechas.

 

Lo que habita entre tus tardos costados 

me lleva a tus aunadas ganas por vivir,

a las plegarias que anudaste a mi caída

y a todo lo que coexiste en mis pecados.

 

Lo que habita en tus precarios jardines

es el eco de una voz acariciándolo todo,

la perenne primicia de tu cara de mujer.

 

Regreso a elevar los augurios de tu voz,

la llegada de tu boca envuelta en versos.

 

Regreso al nacimiento de tus soledades,

a tu ajustada vida, a nocturnos paisajes.

 

Y me envuelvo de tu inacabada sonrisa,

de tus ruegos, de tus incesantes noches,

de las ganas que se abren en tus piernas.

 

Rolando del Pozo

martes, mayo 30, 2006

Digo

Digo te quiero y mis versos se extravían

en todas tus paciencias, yacen callados,

aguardando agonías, tus ganas dispersas,

tu naturaleza: la ofrenda de tus pechos.

 

Digo te deseo y toda tu inocencia se abre,

se desgarra en voces, se mutila tu cordura,

se gestan rebeliones en tus senos altivos

y el verbo se refugia en tus ganas fugitivas.

 

Digo te amo y las alboradas se desbordan,

tu voz se viste con la vida que nos aguarda,

con la espera que clama tus roces azuzados,

con lentas visiones de luz: presencia de Dios.

 

Rolando del Pozo

lunes, mayo 08, 2006


Sé de las soledades de la luna
en la profunda repetición de tu cuerpo;
los preceden mis sudores indistintos,
y la noche que ignora un tiempo detenido.

Sé de tus senos en pausada realidad;
los adorna tu profanada agonía,
los precede el dolor que ignoras en espejos,
en la soledad de proscritas batallas.

Sé del hijo que reside en tus sombras,
en la memoria fiel de tu vientre,
en un pasado que me libra de las culpas
y me enseña en cualquier silencio, a ser feliz.

Rolando del Pozo

miércoles, mayo 03, 2006

En busca

En busca de sombras, apurando la tarde,

debajo del lamento que exalta tu cansada frente

de frívola mujer y niña traviesa,

recorres la plaza atenuando las verdades.


Suele gritarte la luna sus símbolos,

sus envidias de brillos,

sus dolores equidistantes,

incitando tu hondo vientre

a robarse el sosiego de unos cuantos.


La noche anhela tu entrega desmedida

en latitudes poco manifiestas 

donde te abres a la muerte,

te condenas y sobrevives al juicio igualador

que nace en tu cama y termina en tu vientre.


Rolando del Pozo

Down

Un cromosoma extra abre puertas; 

desde tus ruegos tu visión anticipa 

una noche llena de plegarias, 

la profecía de su temporalidad,

la magia merecida por la esperanza 

de contemplar tu piel en su piel.

 

La flacidez de su lento cuerpo 

te hablará de sus curiosas posturas

y las muecas aunadas en su lengua 

te anunciarán un amor de distancias.

 

Tu destino hallarás en sus palabras cortas, 

en la tardanza de aceptarte como su madre. 

 

Dios miró tus entrañas y enumeró tus penas 

y a cambio un ángel de ojos rasgados 

mandó a lavar la rosa de tus noches, 

lo piadoso en tus enternecidas súplicas,

en tus dolores de madre interminable,

en los sueños donde te vuelves de versos.

 

Rolando del Pozo

Mariam

Tu naturaleza todavía vive oculta entre grafías lucidas,

en el misterio de lo incesante que se repite en el ayer

y anuncian tu ambivalencia perpetuada en tus apegos.

 

Tus borrosas señales aún nos llaman desde tus dolores,

donde todos existimos y te asumimos en idéntica voz;

la nada no existe, y el amor lo justifica todo en el dolor.

 

Tu nombre fluye tardo en el sumiso declive de una cruz

que termina ocultando tus signos, tus angustiadas voces,

tus soledades, las palabras que angustiadas nos redimen.

 

El interior como el exterior; la realidad es solo un sueño

y mover montañas no tiene sentido si reina el desorden,

nos gobierna el desconcierto, y tu palabra no existe más.

 

Rolando del Pozo