Regresar a tu
nostalgia ciega,
a tu costado de
mujer incesante
me vuelve a las
olvidadas fechas.
Regresar a la
sombra que difunde tu victoria
y que aspira a
una luz sin culpa
me vuelve el abandono
de mis ganas.
Lo que habita
entre tus piernas
me aleja de un
par de alas,
de las plegarias
que anudaste a mi caída
y de todo lo que reside
en mis pecados.
Lo que habita en
tus efímeros jardines
es el eco de una
voz acariciándolo todo,
el perpetuo
comienzo de tu cara de mujer.
Regreso a
levantar los presagios que anuncian
la llegada de tu
boca envuelta en versos.
Regreso al nacimiento
de tus soledades,
a tu ajustada vida,
a nocturnos paisajes.
Y me envuelvo de
tu inabarcable sonrisa
a manera de súplicas
que me vuelven al ayer.
Rolando del Pozo
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