Regreso a tu nostalgia llena de apatías,
a tus flancos plenos de negadas fechas.
Lo que habita entre tus tardos costados
me lleva a tus aunadas ganas por vivir,
a las plegarias que anudaste a mi caída
y a todo lo que coexiste en mis pecados.
Lo que habita en tus precarios jardines
es el eco de una voz acariciándolo todo,
la perenne primicia de tu cara de mujer.
Regreso a elevar los augurios de tu voz,
la llegada de tu boca envuelta en versos.
Regreso al nacimiento de tus soledades,
a tu ajustada vida, a nocturnos paisajes.
Y me envuelvo de tu inacabada sonrisa,
de tus ruegos, de tus incesantes noches,
de las ganas que se abren en tus piernas.
Rolando del Pozo
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