sábado, marzo 26, 2022

Te ausentas

Te ausentas en dimensiones presas en el silencio

donde se retrae el destino y el temporal presente.

Te ausentas en dislocada soledad llena de versos.

 

Tus límites han copulado con versos llenos de vida,

con la luz que recluye sollozos y sofoca los adioses.

 

Te ausentas en inasible alucinación llena de voces,

llena de sombras inmutables y rígidas saciedades.

 

Se descolgó la vida, la envuelve un tierno infinito,

los reversos no calculados y un impensable amor.

 

Se descolgaron tus piernas en las agonías del ayer,

en los indefensos inventarios de un lento renacer.

 

Te ausentas en la sentencia que extirpa los versos

del impenetrable azar, de una incierta causalidad

que titubea y divide tu vientre en varios ponientes.

 

Rolando del Pozo

viernes, febrero 18, 2022

Ella

Ella vive consumando su inalterable destino.


Sabía de los invisibles paraísos prometidos

y de un cielo brotando en una inmutable realidad.


Sabía de las fisuras del alma donde florecen los manzanos

y de las condenas que aguardan en agónicos pensamientos.


Ella vive asumiendo la postura de quien olvida

que en los días se depositan los sabores del mundo,

que la muerte es una sobrenatural conjetura

en la profundidad de un despintado sueño.


Sabía del inmortal anochecer en los cuadros de la sala,

de angustias instantáneas y de las sombras en mi mirada.


Sabía de las fronteras que la separan del olvido,

que la asimilan a una vida de angustiadas poesías.


Ella vive encerrada en los vuelos de un ave nocturna

y en su piel oscura de arquitectura distante y limitada.


Ella vive consumiendo mis letras a la espera de ser liberada,

como si en algún verso o mirada, estuviera la respuesta.



Rolando del Pozo

viernes, enero 14, 2022

Suspender la noche

Suspender la noche en demoradas distancias

es la receta que pinta los rastros de tus piernas

y tus sabores desbordados en un lento mañana. 


Es la receta que dibuja tus sonoros malestares

en visibles ardores, llenos de disueltos errores.


Suspender los ecos de tu voz en errantes viajes

es la receta para agitar tus besos en mis noches.


Y regresas en las inercias de un lento atardecer

al lugar do nacen los signos de tus vanos senos

y se repiten las vigilias de tu inalterable vientre.


Vuelves en la agotada paciencia de tus gemidos

a llenarte de luces en forjados, dulces perdones.


Vuelves en efímeras señales y apretados besos,

a mis decaídos ardores, a mis voces sin sentido.


Rolando del Pozo