martes, mayo 30, 2006

Digo

Digo te quiero y mis versos se extravían

en todas tus paciencias, yacen callados,

aguardando agonías, tus ganas dispersas,

tu naturaleza: la ofrenda de tus pechos.

 

Digo te deseo y toda tu inocencia se abre,

se desgarra en voces, se mutila tu cordura,

se gestan rebeliones en tus senos altivos

y el verbo se refugia en tus ganas fugitivas.

 

Digo te amo y las alboradas se desbordan,

tu voz se viste con la vida que nos aguarda,

con la espera que clama tus roces azuzados,

con lentas visiones de luz: presencia de Dios.

 

Rolando del Pozo

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