Un cromosoma extra abre puertas;
desde tus ruegos tu visión anticipa
una noche llena de plegarias,
la profecía de su temporalidad,
la magia merecida por la esperanza
de contemplar tu piel en su piel.
La flacidez de su lento cuerpo
te hablará de sus curiosas posturas
y las muecas aunadas en su lengua
te anunciarán un amor de distancias.
Tu destino hallarás en sus palabras cortas,
en la tardanza de aceptarte como su madre.
Dios miró tus entrañas y enumeró tus penas
y a cambio un ángel de ojos rasgados
mandó a lavar la rosa de tus noches,
lo piadoso en tus enternecidas súplicas,
en tus dolores de madre interminable,
en los sueños donde te vuelves de versos.
Rolando del Pozo
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