Una borrosa y errante lejanía
se abre
en un pasado
que no es de nadie y se
estrecha en besos y augurios.
Alucinan tus gestos en un
presente sin sombras
y retroceden en las ventanas
silentes del futuro.
Apresúrate, atrapa el momento
que disuelve la mirada.
Huye de la quietud que se
encaja en la memoria
y se abre en tantas realidades
como estrellas.
Apresura tus rasgos en los
retratos de la sala,
en la consistencia del ayer,
en los tejidos del mañana.
Róbale al tiempo su muestrario
infinito de lamentos.
Una borrosa y distante visión
se abre en espacios
donde el amor se queda, a
pesar que se aleja,
donde se escriben sentencias y
se labra la identidad
de un porvenir agitado, que
llevas en la espalda.
Alucinan tus voces en el
instante sudoroso del alma,
en la mirada del espejo, en la
inocencia del beso.
Y yo espero, en cada trazo de
estas solitarias letras,
en la manía de saberte sin
edad, de saberte eterna.
Rolando del Pozo