miércoles, mayo 03, 2006

Cáncer

Surges en la sombra copiosa de su sentencia,

en la frescura intemporal de tus ruegos, 

abrumada con ecos y tenues reflejos, 

habitada de lánguidas esperanzas.

 

Agitada por el diagnóstico que robó tus pechos 

y te llenó de la oscuridad de una nueva tarde.

 

Retornas acordándote de los adorados hijos 

que supieron del principio en tus pezones 

y del cariño en tus largos brazos abiertos. 

 

Regresas a tus recordados comienzos, 

a luchar con la memoria de una ausencia larga 

en la confusión de un proscrito sueño.

 

Vuelves incompleta, abrigando sueltos rezos, 

dolores y llantos en lo arduo de lo inesperado. 

 

Vuelves mezclada con un amor de pausas,

con la belleza que perdura en segadas curvas,

sujeta a los besos que se repiten en lágrimas

y te vuelven mujer de versos y madre infinita.

 

Rolando del Pozo

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