No habrá colores gastados en rosales abiertos,
en tus noches de gestos, en inclinados pasados.
En tu voz ha de levantarse una pausa dispersa,
tu vasto olor y tu mano acunando sueños azules.
En tus palabras han de forjarse las lentas poses
de formas vanas y el mar que susurra espacios,
luego, la magia de espejos y el camino de ecos
de tus ojos pardos serán pausas de tierno amor.
No habrá gemidos sin esperanzas, ni recuerdos,
y sólo el presente merecerá tu voz de remansos,
tus piernas tormentosas, tus palabras nocturnas.
No habrá silencio en la encrucijada de tus senos,
ni el declive de tus llantos me negará la manera
como asumes este amor, de días y noches sin paz.
Rolando del Pozo
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