martes, mayo 30, 2006

Digo

Digo te quiero y mis versos se extravían

en todas tus paciencias, yacen callados,

aguardando agonías, tus ganas dispersas,

tu naturaleza: la ofrenda de tus pechos.

 

Digo te deseo y toda tu inocencia se abre,

se desgarra en voces, se mutila tu cordura,

se gestan rebeliones en tus senos altivos

y el verbo se refugia en tus ganas fugitivas.

 

Digo te amo y las alboradas se desbordan,

tu voz se viste con la vida que nos aguarda,

con la espera que clama tus roces azuzados,

con lentas visiones de luz: presencia de Dios.

 

Rolando del Pozo

lunes, mayo 08, 2006


Sé de las soledades de la luna
en la profunda repetición de tu cuerpo;
los preceden mis sudores indistintos,
y la noche que ignora un tiempo detenido.

Sé de tus senos en pausada realidad;
los adorna tu profanada agonía,
los precede el dolor que ignoras en espejos,
en la soledad de proscritas batallas.

Sé del hijo que reside en tus sombras,
en la memoria fiel de tu vientre,
en un pasado que me libra de las culpas
y me enseña en cualquier silencio, a ser feliz.

Rolando del Pozo

miércoles, mayo 03, 2006

En busca

En busca de sombras, apurando la tarde,

debajo del lamento que exalta tu cansada frente

de frívola mujer y niña traviesa,

recorres la plaza atenuando las verdades.


Suele gritarte la luna sus símbolos,

sus envidias de brillos,

sus dolores equidistantes,

incitando tu hondo vientre

a robarse el sosiego de unos cuantos.


La noche anhela tu entrega desmedida

en latitudes poco manifiestas 

donde te abres a la muerte,

te condenas y sobrevives al juicio igualador

que nace en tu cama y termina en tu vientre.


Rolando del Pozo

Down

Un cromosoma extra abre puertas; 

desde tus ruegos tu visión anticipa 

una noche llena de plegarias, 

la profecía de su temporalidad,

la magia merecida por la esperanza 

de contemplar tu piel en su piel.

 

La flacidez de su lento cuerpo 

te hablará de sus curiosas posturas

y las muecas aunadas en su lengua 

te anunciarán un amor de distancias.

 

Tu destino hallarás en sus palabras cortas, 

en la tardanza de aceptarte como su madre. 

 

Dios miró tus entrañas y enumeró tus penas 

y a cambio un ángel de ojos rasgados 

mandó a lavar la rosa de tus noches, 

lo piadoso en tus enternecidas súplicas,

en tus dolores de madre interminable,

en los sueños donde te vuelves de versos.

 

Rolando del Pozo

Mariam

Tu naturaleza todavía vive oculta entre grafías lucidas,

en el misterio de lo incesante que se repite en el ayer

y anuncian tu ambivalencia perpetuada en tus apegos.

 

Tus borrosas señales aún nos llaman desde tus dolores,

donde todos existimos y te asumimos en idéntica voz;

la nada no existe, y el amor lo justifica todo en el dolor.

 

Tu nombre fluye tardo en el sumiso declive de una cruz

que termina ocultando tus signos, tus angustiadas voces,

tus soledades, las palabras que angustiadas nos redimen.

 

El interior como el exterior; la realidad es solo un sueño

y mover montañas no tiene sentido si reina el desorden,

nos gobierna el desconcierto, y tu palabra no existe más.

 

Rolando del Pozo

Cáncer

Surges en la sombra copiosa de su sentencia,

en la frescura intemporal de tus ruegos, 

abrumada con ecos y tenues reflejos, 

habitada de lánguidas esperanzas.

 

Agitada por el diagnóstico que robó tus pechos 

y te llenó de la oscuridad de una nueva tarde.

 

Retornas acordándote de los adorados hijos 

que supieron del principio en tus pezones 

y del cariño en tus largos brazos abiertos. 

 

Regresas a tus recordados comienzos, 

a luchar con la memoria de una ausencia larga 

en la confusión de un proscrito sueño.

 

Vuelves incompleta, abrigando sueltos rezos, 

dolores y llantos en lo arduo de lo inesperado. 

 

Vuelves mezclada con un amor de pausas,

con la belleza que perdura en segadas curvas,

sujeta a los besos que se repiten en lágrimas

y te vuelven mujer de versos y madre infinita.

 

Rolando del Pozo

No habrá

No habrá colores gastados en rosales abiertos,

en tus noches de gestos, en inclinados pasados. 


En tu voz ha de levantarse una pausa dispersa,

tu vasto olor y tu mano acunando sueños azules.


En tus palabras han de forjarse las lentas poses 

de formas vanas y el mar que susurra espacios,

luego, la magia de espejos y el camino de ecos

de tus ojos pardos serán pausas de tierno amor.


No habrá gemidos sin esperanzas, ni recuerdos,

y sólo el presente merecerá tu voz de remansos,

tus piernas tormentosas, tus palabras nocturnas.


No habrá silencio en la encrucijada de tus senos,

ni el declive de tus llantos me negará la manera

como asumes este amor, de días y noches sin paz.


Rolando del Pozo

martes, mayo 02, 2006

Verme

Verme en tus ojos de espejos, llenos de sosiegos,
de absurdos versos, me ha traído tu mano de luz
en el perfume de tu voz, anunciando tus noches
y tus labios migrando a tu piel de vanos reflejos.

Vivir el viaje de tus formas en la tersura de tu voz
me han revelado un mundo de espacios disueltos,
la blancura de un anhelo repetido en mi memoria
y las pausas que asumen la agonía de tus pechos.

Azul espejo donde mis presentes son tardas flores
y tus gestos empiezan con tus inacabados dolores,
con temblores en tu regazo de inversos, de dudas.

Celeste superficie de brumas, de sigilos, de versos,
de incompletas alboradas exhibiendo tus costados,
señalando los finales donde nacen tus tiernos besos.

Rolando del Pozo

Tu claridad

Tu claridad me anuncia tu dócil ternura,
un florecido mañana, un espacio disuelto,
la persistente memoria de muchos besos
y las anunciadas voces dilatando tiempos.

Se ahonda la vida y la nada cede a tu voz,
al espacio que te procura llena de súplicas.

Se abren las rosas en los postreros jardines
repletos de sueños y costados indivisibles.

Tu claridad me descubre lleno de pasados,
lleno de ansias que se repiten en tu mirada.

Se abre la magia en tus noches de gemidos,
llenas de ardores que se reviven en el amor.

Se repite la vida en días de saciados versos,
en los signos del ayer que te regresan libre.

Rolando del Pozo

No alcanzas

No alcanzas amores en ilusiones vencidas y rotas;
se suspenden los besos en tu anunciada desnudez,
en brumas llenas de jadeantes sudores e ilusiones,
de pasiones que se repiten en el roce de tus pechos.

Sabes que en tu vientre se plasma mi tardo destino,
se cumplen los afligidos besos en rosas sin espinas,
se auguran presentes maquillados de luz y rumores,
de la clave que abre la noche en tus flancos abiertos.

En la oscuridad dibujo mundos con la piel sobrante
donde amarnos es llenarnos de escapados paraísos,
de esa parte de mis sueños que te duplica en versos.

Al menos sabes que puedo llenarte de lentas voces,
que puedo crear mil fantasías con tus tiernas ganas,
con las locuras que se llenan con tu amor de pausas.

Rolando del Pozo

No puede

No puede faltar el olor de los amaneceres en tu voz.

No pueden faltar los rostros que te describen silente.


Escucha mis versos indagando el linaje de tus ganas,

en la mitad de un suspiro, con los colores del pasado.


La pasión todavía te descubre llena de tardos delirios,

recogida en los calores donde coexiste lo intemporal.


El amor da vueltas sin perturbarse, ajustando heridas,

aclarando los reparos que me devuelven a tus formas.


No puede escasear la noche en mis mutilados versos,

en los destinos sin tiempo que no pueden lucir tu voz.


Escucha los anónimos dolores royendo los despechos

y los rojos cielos que se entregan a su exigido destino.


Escúchame hurgando debajo de tu inconcluso poema,

insistiendo en los falaces roces que te vuelven amante.


Rolando del Pozo