viernes, diciembre 19, 2025

Cartas de la noche

Hay una voz que late impaciente en mi sangre

como un corazón enterrado en los recuerdos.

Me llama desde un punto impreciso del tiempo,

donde todos los regresos ya han acontecido.


Sus llamados son preguntas divididas en luces

y sus ecos, respuestas que han elegido callar.


He venido a buscar lo que perdí en mis vacíos:

la palabra original que abre pétalos de viento,

un amor que no necesita diversas ilusiones,

la llave que abre el sueño y también lo clausura.


Y mis ojos, cansados de repetirse en brumas,

me regresan tu nombre hecho de luz y versos.


La noche reparte sus cartas llenas de ruegos.

Leo mi destino en sus signos gastados:

ser raíz de pausas, ser laberinto de ilusiones,

ser la voz que insiste en negar las respuestas.


Y sigo, con esta luz oscura entre las manos,

acariciando el tiempo de un libro interminable,

sabiendo que al final no habrá revelaciones,

sólo la certeza —terrible y serena—

de haber sido un sueño en tus repetidas voces.


Rolando del Pozo

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