Jugabas a
desaparecer en los dormidos velos de tu lecho
como un fantasma
de palpitantes máscaras en verdes cielos.
Jugabas a poblar
vacíos con tenues alucinaciones de papel,
con silencios
errantes y en la complicidad de toda una vida.
Vestías tus
angustias con gemidos y lluviosas fugas,
como disfrazando
adioses en irreversibles ausencias.
Saboreabas el
espesor de mi agotada ignorancia
y el
irreconocible espejo donde nunca habitó nadie.
¿Sabías que la
sustancia que te rodea es un sueño a tres voces?
¿Sabías del caos
que yace inexplicable en la orgía de las sombras?
Jugabas a tapizar
el día con el zarpazo agitado de la noche,
con mariposas
invisibles, con la estridencia del mundo.
Jugabas a ser
atrapada por el viento, por mis palabras,
sin imaginar que eran mis recuerdos, los que te atrapaban.
Rolando del Pozo
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