sábado, mayo 17, 2025

Desde el otro lado del sueño

No fuiste engendrada por el lánguido tiempo,

sino por un ser en una alucinación que ya no existe.

Alguien que soñó tu nombre con voz de espacios

y te dejó anudada a un filo de espejos clausurados.

 

Desde entonces, caminas entre signos dormidos,

enhebrando símbolos en la sombra de un verbo.

Cada paso tuyo repite una caída que no ha ocurrido.

Cada gesto cita una voz que nadie evoca haber perdido.

 

Y yo, procuro escribirte con un lenguaje sin vocales,

con las pausas tatuadas en la médula de lo invisible,

con el silencio que se lanza al pozo de las conjeturas.

 

Hay quien te ha visto aparecer en el aliento del ayer

o encerrada en el soplo que recuerda otro tiempo.

Otros dicen que te ocultas en el sueño de alguien más.

 

A veces, el viento rasga un pliegue aturdido en lo real,

y es entonces cuando brotas hilando mis viejas noches,

acechando lo arrebatado, desde el revés de tu mirada.

 

Eres la huella que deja el fuego cuando olvida su forma,

la cifra que se oculta en cada espejo que no me devuelve.

Y si alguna vez te nombran desde el otro lado del sueño,

no respondas: quizás sea el ayer que pretende retenerte.


Rolando del Pozo

 

 

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