domingo, junio 10, 2007

Tus ojos

Tus ojos burlan la espera en el destino,

los espejismos en el rediseño de tu voz.

 

Ofrecí mis años a tu avisado abandono, 

a los cíclicos ruegos aunados en mi voz.

 

Tus ojos son espacios en la inmóvil luz,

las pausas suaves en un abrazo absorto.

 

Mis visiones son las dudas en tus senos,

son vibraciones en tu incompleta dicha.

 

El pasado me visita en los viejos sueños

en los adioses sin memoria y sin fechas.

 

Tus dolos me parten en voraces fábulas,

me repiten en la urdimbre de tus senos.

 

Tus ojos son los signos que me castigan

y me ajustan un profano olvido sin final.

 

Rolando del Pozo

martes, mayo 29, 2007

Es de luz

Es de luz la agonía que nace entre tus piernas,

ocupando tus medidas, delirando tus espacios.

 

Tus poses llenan de apetitos tus sutiles piernas;

ajustan mi voluntad y me escriben con sombras.

 

Tu imagen se ha hecho el abismo de mis ruegos,

la fuente de todas mis cegueras, de mis poesías.

 

Es la hora de tus fábulas lúcidas en mi ansiedad.

Es la hora de fuegos erráticos en cerradas voces.

 

Tus jadeos se aúnan en mi lecho de tibios signos,

de absurdas opiniones, de calurosas embestidas.

 

Permíteme gozar tus sudores en vanas ilusiones,

en tus fluidos gritos mudándose al añejo espejo.

 

Es la hora de tu piel sazonada en varios abrazos,

en mis culpas, en irrepetibles y doloridas poses.

 

Rolando del Pozo

domingo, mayo 20, 2007

Tengo

Tengo un presente que te descubre en mis delirios

y anuncia tu vientre en los espejismos de la noche.

 

Tengo tus llantos aunados en el ayer, en mis voces,

en las ganas de vedar tus espacios llenos de ansias.

 

Le debo a tu cuerpo las fluidas ilusiones, los tedios,

el malestar que se repite en tus anochecidos senos.

 

Te debo mi voz que fluctúa en tus tropismos azules,

en las ansias, en los desdenes del velo que te cubre.

 

Descubro dolores en los ardores de tu lento vientre,

en tus matizadas visiones, en las ansias de tus luces.

 

Tengo lunas que se repiten en tus adoloridos versos

y te revelan llena de esperas, dilatada como la vida.

 

Tengo los días que han partido en las añejas voces,

en tu amor de círculos, lleno de embebidas esperas.

 

Rolando del Pozo

martes, abril 24, 2007

Hoy quiero

Hoy quiero dibujarte en tiernos pensamientos,

en los pliegues de un azar insomne y mudable,

en las variaciones de un destino sin paciencias.

 

Quiero trazarte en caricias que son respuestas,

en agotados sentidos, en la fatalidad de mi voz.

 

Hoy quiero el flanco de una impávida floración.

Quiero la aprobación de tus jadeos desbocados.

Quiero las fantasías y las caídas de tu desnudez.

 

Hoy te escribo de sueños, de cautelas y desvíos.

Te escribo en la turbación, en los desconciertos

con un lenguaje plagado de oscuras realidades.

 

Te dibujo de perennidad en mi breve ignorancia,

con líneas que ocultan la cauta silueta de tu voz,

con agotados sueños y en la condena de tu amor.

 

Rolando del Pozo

miércoles, abril 11, 2007

Avanza

Avanza desde la memoria un día rayando alucinaciones;

lleva las ganas y las dos caras de una promesa marchita.

 

Avanza mi condena y pregona las frases que me habitan

y el cielo que se vuelve la plegaria de un paraíso partido.

 

Mis versos demandan lo que germina entre tus razones,

la primavera más larga de tus años, la agonía de tu boca. 

 

Dejé mi cuerpo a la entrada de la victoria de tus anhelos.

Dejé mis horas en las espesas llamaradas que te invocan.

 

No hay palabras en la conquista irremediable del tiempo.

No hay versos en las ciegas piedades que me multiplican.

 

Avanza el amor en los delirios que se colman del mañana. 

Avanza la noche en la imposible herida, mi fatal alimento.

 

Mis versos te delinean en la versión más tarda de mi vida,

en el victorioso recorrido que me redime y me abandona.

 

Rolando del Pozo

jueves, marzo 08, 2007

Necesito

Necesito un corazón disfrazado de memorias,

a la imagen de tus innumerables inquietudes.

 

Necesito la incesante sacudida de tus flancos,

tus indefensos escalofríos en el eco de mi voz.

 

El amor se ha vuelto un viaje de lentos versos,

de fantasías que se recuperan en tus desvelos.

 

El dolor se ha vuelto la inasible copla trabada

en tu regazo de bruma, en tus mustios afanes.

 

La pasión se ha llenado de ensueños y rituales,

de sollozos aguardando tus purpureas piernas.

 

Necesito el ardor de tu vientre en mis razones,

en las esperanzas que cobijan tus laxas fiebres.

 

Mis días te demandan en tus adoloridas poses,

llena de húmedas sombras y precisos silencios.

 

Rolando del Pozo

viernes, enero 26, 2007

No alejes

No alejes tus dolores, tienen la forma de un gemido

que no podría seguir brotando sin más amaneceres.

 

No alejes mi boca de tus afligidos y pausados senos,

de tu azulado vientre, de tu felicidad partida en dos.

 

No alejes la nostalgia, precisa respirar la alucinación

que la vuelve el reverso del infierno en mi confusión.

 

Me cercenan todas tus pausas, tu insensata reserva,

tus sonoros flancos en flamas, tus continuos olvidos.

 

Me dividen los sueños y tus labios de abiertas ganas.

Tu corazón ahogado en ruegos es mi prisión del ayer.

 

Has bordado mi pena en olvidos, en fatuos paraísos,

en la disuelta hambre que se dispersa en tus signos.

 

No alejes tu rostro, tu fino veneno, tus bocas ajenas

y la locura que me apremia a recrearte en mis letras.

 

Rolando del Pozo

miércoles, enero 10, 2007

Marcaste

Marcaste la perduración en la saciedad de un beso

y lo diverso de tus senos en mis angustiados labios.

 

Soñaste con los bríos del azar y las plumas del ayer,

con las trampas que le faltaron al delicado mañana.

 

Amaste los desaires arrancados de precarias voces,  

las esperas atrás de mi voz que se nutren del ardor.

 

Mi poesía hurga lo prohibido en tus senos de amor.

Mi poesía se atrasa en tus flancos llenos de dolores.

 

Yo te escribo con los reclamos variados en gemidos.

Te escribo con las angustias de tus flancos abiertos.

 

Amaste los encierros en nuestra menuda demencia.

Amaste el idioma de los espacios calados por mi voz.

 

Te escribo con los ayeres plenos de fatales sombras,

con revocable olvido diluido en tu lecho de esperas.

 

Rolando del Pozo