Avanza desde la memoria un día rayando alucinaciones;
lleva las ganas y las dos caras de una promesa marchita.
Avanza mi condena y pregona las frases que me habitan
y el cielo que se vuelve la plegaria de un paraíso partido.
Mis versos demandan lo que germina entre tus razones,
la primavera más larga de tus años, la agonía de tu boca.
Dejé mi cuerpo a la entrada de la victoria de tus anhelos.
Dejé mis horas en las espesas llamaradas que te invocan.
No hay palabras en la conquista irremediable del tiempo.
No hay versos en las ciegas piedades que me multiplican.
Avanza el amor en los delirios que se colman del mañana.
Avanza la noche en la imposible herida, mi fatal alimento.
Mis versos te delinean en la versión más tarda de mi vida,
en el victorioso recorrido que me redime y me abandona.
Rolando del Pozo
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