domingo, julio 27, 2025

El umbral

En la grieta del tiempo, donde tus voces se quiebran,

¿quién custodia el latido de las cosas que no fueron?

Un viento de olvidos arrastra los nocturnos nombres

que entristecen bajo un espejismo de bruma y ceniza.

 

La noche me devuelve tus ganas que procuran el ayer,

un mapa de afonías que se tejen en lo fusco de mi voz,

y una quimera que vocaliza las dolencias del universo.

 

Yo sigo la estela de un presagio que no ensayó tu voz,

mientras mi sombra se arrodilla ante tus ausentes alas,

y los relojes vierten su sangre en la esencia del silencio.

 

Ya no hay tiempo: solo ecos que ruegan por tus versos,

dolores que amamantan tus costados llenos de tristezas,

y el temblor de mis labios que no te han marcado el ayer.

 

Y así, en la fisura donde tu palabra no alcanza su sombra,

me disuelvo en la fiebre de un poema que nadie nombra,

con los ojos abiertos al umbral que no supimos entender.

 

Rolando del Pozo

sábado, julio 19, 2025

Archivo de Ausencias

No fui el ardor en la habitación que te llena de voces,

ni el resplandor que abandona tus costados cerrados.

No fui la partida que se rellena con la piel de los días,

ni el cuenco donde lloran tus dolores antes del olvido.

 

Apenas soy una sombra en el bullicio de otra sombra,

una letra que se borra mientras se pronuncia tu ayer,

una costura rota en el manto que augura tus anhelos.

 

He hablado con tus ardores que no miden el tiempo,

he firmado tratados con las imágenes de tus piernas

y me he visto nacer en una palabra que nunca escribí.

 

Ahora atesoro en mi pecho un archivo de ausencias:

las puertas que no se abrieron en tus solitarias voces,

los cuerpos que no habitaron tus alfabetos hendidos,

las visiones que no me llenaron de tus lentos latidos.

 

Oh, mujer de los días que se negaron a llevar mi voz,

tejedora de una angustia que me niega tus adentros,

dime si este silencio es mi rostro o un grito de calma,

si esta embriaguez es la llave que te abre en mi dolor.

 

Rolando del Pozo

 

 

sábado, julio 05, 2025

Refugio en la huida

No sé si eres bruma o certeza en mis desvaríos,

o un verso dividido en las dolencias del tiempo,

pero llegas con los ojos plenos de astros ciegos

y tus piernas inundadas de mutilados recuerdos.

 

Te alzas como una oración que no busca abrigo,

como un clamor que no regresa a sus tardanzas,

y me nombras con la voz que usan los exiliados

cuando sueñan con el amor desde una angustia.

 

Tus manos me arrastran a mis obscuros dolores,

y cada uno de tus dedos pronuncia un presagio,

como si notaran que mi alma se parte en el ayer

y es un casillero de escombros que aún respiran.

 

Te reconozco en el temblor de los bríos vencidos,

en las voces donde se besan la espera y el dolor,

en la imagen que se escribe con tus formas leves

y en los silencios que se parten cuando los señalo.

 

Y he fabulado expulsarte con mis gritos más fríos,

cerrarte la puerta con un cerrojo lleno de epitafios,

pero siempre regresas desde mi sueño más hondo,

como si fueras la huida que, sin reparo, me habita.

 

Rolando del Pozo