sábado, abril 12, 2025

La casa de los espejos

Te busqué entre las sombras y los espejos

donde el silencio tiene la forma de un animal dormido

y la noche respira mis versos manchados del ayer.


Te llamé con mis labios mutilados por la distancia,

con mis dedos partidos por tus alucinaciones.

 

Allí estabas, tarda, en un distante anochecer,

en la casa donde mis voces aprenden a escribir,

donde los espejos devuelven gritos y heridas.


Una puerta se abría con los gemidos del tiempo,

y detrás, rostros y ardores multiplicándose,

como un presagio que no deja de repetirse.

 

Amarte fue perder la forma de mi cuerpo,

arder en tus muslos hasta tocar tus angustias.

Amarte fue aprender el idioma de los versos mudos,

descubrir que el tiempo es solo un irrompible espejo.

 

Y sin embargo, volvería a la casa de puertas crujientes,

a los pasillos donde tus imágenes no terminan de formarse.

Volvería con los ojos vendados, con las heridas abiertas.

Porque tus labios, esos que no saben de mis abismos,

no dejan de ofrecerme tu sed antigua, tus temblores.


Y yo, como quien se inclina ante lo sagrado y lo ruin

volvería a beber de esa flor que sangra al borde del ayer.

 

Rolando del Pozo

sábado, abril 05, 2025

He regresado

He regresado, pero no sé desde dónde.

Tal vez de un sueño que soñaron tus sombras

cuando todavía me habitaban tus errantes versos.

Tal vez de la noche donde tu voz se repite en suplicas

y el eco del ayer es la memoria de un futuro distante.

 

He regresado envuelto de tus tiernos silencios, 

con las manos llenas de pasados que cierran puertas,

como quien vuelve de un incendio y sólo trae cenizas

y las esquivas palabras que nunca alcanzaron tu vientre.

 

En la casa me esperan tus retratos, el espejo de la sala,

las agujas del crepúsculo cosiendo su propio destino.

Me esperan los conjuros de un alma que teme desaparecer.

Me espera aquel que me imagina desde otro universo

hecho de oblicuos versos y resplandores torcidos.

 

¿Es el azar un orden que no comprendemos?

¿Somos acaso los títeres de un oscuro teatro

donde el titiritero nos escribe de risas y llantos?

 

He regresado y me he prometido no morir del todo.

Por eso ahora, cada noche, cuando baila la luna,

dejo una luz encendida en la memoria de mis versos,

para que alguna de tus voces encuentre como alcanzarme.

 

Y sabrás que fui real, no por mi cuerpo que yace en estas letras

sino por la herida que abriste y aún no sabes nombrar.


Rolando del Pozo