Desde el adiós
que saborea tus tenues pausas
mi rígido sueño
abarca las cifras de tus piernas,
tus señales vagas
de mujer tímida e insondable
y las formas
imprecisas de tu esquiva desnudez.
La vigilia del
amor percibe el perfil de tus senos,
el alfabeto de
tus sumisos viajes y el ligero ayer.
Las distancias en
tus besos perciben los alientos
y el azar que no me
dejan cercar tus tercos ecos.
Los recelos se
repiten en la espesura del espejo,
se reflejan en el
rostro inmutable de la soledad.
Las dudas se
repiten en el más firme de mis años.
Se repiten en la transfiguración
de tu tempestad.
Y nada queda en los
dolores de antiguos ruegos
apenas al acto de
renunciar a tu sitiado corazón.
Rolando del Pozo
Que belo trabalho! Parabéns!!!
ResponderEliminarBelíssimo poema, inspirador!! Parabéns !! Bjs
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