Eres la
puerta a una ilusión que imagina espacios
en las
estrechas bienvenidas de tus ávidos senos,
en el destierro
de tus piernas, aunando mis besos.
Eres la
insistencia en el albor, la memoria del ayer,
el
insoluble ardor de laxas visiones cesando besos.
Insistir
en tus gemidos te vuelve de secretos brillos,
te
vuelve la indulgente pausa que procura mañanas.
Insistir
en tus solares pliegues me llena de regresos,
de
inútiles vocablos que frecuento en ávidos versos.
Giras en torno de una pena que te ajusta los flancos,
obligada a elaborar un infierno que devora tus años.
Eres la
voz esquiva alargándose en íntimas siluetas,
en la
deslumbrada embestida de mi apurada pelvis.
Eres, a
fin de cuentas, la respuesta a todas mis ganas,
el
inasible caos que consume lentamente mis versos.
Rolando
del Pozo
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