Te levantas más pura que las alucinaciones que albergas,
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domingo, noviembre 25, 2012
Te levantas
Te levantas más pura que las alucinaciones que albergas,
jueves, octubre 11, 2012
Déjame
jueves, septiembre 13, 2012
En algún rincón
En algún rincón están los rasgos del pasado, la firmeza del futuro,
las imágenes de lo confuso y un porvenir de breves recuerdos.
Están las palabras que te respiran y te exhalan en visiones
y los sueños que suman la vida al diseño secreto de tus labios.
Están tus voces que elaboran el vuelo vacilante de mi existencia
y los ropajes de un día presto a los acechos de lo desconocido.
Apúrate en el canto de las flores, en el rocío que diluye paisajes.
Apresúrate en la quietud que se desdobla en risas y llantos
y en la memoria que te devuelve a mis retrasados días.
Y están tus inmóviles oraciones volcadas en la inocencia del jardín.
Están las improvisadas alquimias que envejecen con cada estación
y que cambian con los tintes de un futuro de sentencias.
Están los delirios de una noche de asombros,
un puñado de claveles donde se erigen los rostros del pasado
y la sustancia que se desliza por la garganta de ávido misterio.
Apúrate en los ruegos, las oraciones y las archivadas cartas.
Apresúrate en las precarias maquinaciones del tiempo.
Apresúrate en mis besos y en la fugacidad de mis sueños
y devuélveme tu identidad de flores y oraciones:
lo que me aleja y me regresa, a tus noches cerradas.
Rolando del Pozo
miércoles, julio 18, 2012
Hay algo
creciendo en la herida de un espeso adiós.
Hay algo en el tiempo hecho de voces amargas
como un latido de angustia y de pesares.
Daría estos versos de mar por tus largas noches
y las palabras del ayer por tu obstinado mirar.
Daría mis manos al dolor por tu abierto aroma
y las esquinas de los días por el silencio de tus senos.
Hay algo en el amor que llena la libertad de tu vientre
y puebla de blancas manos los sueños de mi soledad.
Hay algo en estos versos que te recuerda, adolorida,
llena de súplicas, purpúrea, de frescas y laxas poses.
Y estás tú, quejándote en los retratos, en las cartas,
generando orgasmos: la tempestad silente de tu vientre.
Rolando del Pozo
miércoles, junio 06, 2012
Tu historia
De tus rasgos queda un corazón que perdura en toda soledad.
De tus fechas queda el soplo donde crecen sombras despiadadas.
Amaste la distante primavera de besos y olvidos dispersos.
Amaste la estrecha voz, el fulmíneo orgullo del olvido.
Amaste lo poco que queda en el instante de lo incierto.
Lo que dejaste crece en los lugares que no compartimos,
se labra en los ajenos rostros de mi memoria
y es una condena con la forma del mundo.
Tu historia está en el castigo y perdón que elegiste por cielo.
Tu historia está en el recuerdo del primer ayer y el último adiós
y en la vida que aún se cumple donde lo demás ha desaparecido.
martes, abril 03, 2012
Se detienen
Se retira tu cuerpo húmedo y se repite en la sombra de una rosa.
Me pregunto qué detienen las sílabas en la mitad de tu espalda.
Me pregunto qué reposa dentro de tu fuego de manos.
El amor es el movimiento que agita mi infancia y que has traído en tus senos.
El amor es la quemadura que arranca los secretos de profundos gemidos.
Estás desnuda en las cenizas del viento, en las gastadas visiones.
Estás desnuda en los agitados puñales que exploran tus ganas.
Quiero el sorbo inútil de tu vientre, su tierra salada.
Quiero tu cuerpo de despertadas señales, de desmedidos sudores.
Se detienen el brioso espanto, las secas heridas, las venas abiertas.
Se detienen a darte el descanso de un tiempo segregado por el sexo.
Estás desnuda y tu armadura de besos se quiebra en el espasmo.
Cuelgan de tus rodillas los hombros del olvido, las ropas de lo efímero.
Estás desnuda y el amor se despierta en tus insaciables bocas.
Estás desnuda y tu sexo maltratado se levanta, en el secreto de una rosa.
Rolando del Pozo
domingo, marzo 04, 2012
He marcado
mi boca ha sido la orilla de tus cruces de fuego.
He marcado tu idioma con delirante silencio
y el tiempo sediento ha vertido mi inmóvil llamado.
Entre los gemidos y tu vientre algo muere y resucita;
entre lo lejano y ausente, tus labios son angustia y pasado.
He marcado tus penas con palabras y lágrimas fugaces.
He marcado tus ávidas piernas con locura de manos.
Tu vientre es un acorralado mar silente y delirante
y tus ganas son rosados pájaros de angustias y olvidos.
Tus pechos y su blancura, son pausas en mi ansiedad
y la soledad es un revertido sueño que devuelve saciedad.
He marcado tu cuerpo con fluidos maduros y tristeza.
Entre tus senos y vientre algo se muere de mis besos,
algo me devuelve al más atrevido de tus vértices,
y mis ganas se abren como una rosa nocturna y silenciosa.
Rolando del Pozo
lunes, febrero 13, 2012
Eres
Eres la espina y el llanto, la pausa y el movimiento
y en el querer, la entrega que se da con los ojos cerrados.
Eres el dolor que sube y baja en las razones de toda una vida.
Eres el sostenido ruego habituado al gemido y al grito
y en el deseo, el silencio que despierta noches perseguidas.
¿Recuerdas la lucha despierta y larga de nuestra realidad?
¿Recuerdas las partes de todas tus noches repartidas en sueños?
¿Recuerdas los inviernos invencibles guardados en rosas?
Eres de la lejanía, de la inmensidad en cielos inmóviles.
Eres la pálida lucha, las dilatadas fechas del futuro,
y en el amor, la herida dormida que reclama más dolor.
Rolando del Pozo
lunes, enero 30, 2012
Me duelen
esas que sacuden los fantasmas del adiós,
esas que se adhieren a la migración de la nostalgia
y son manos que se deslizan debajo del mundo.
Me duelen las voces que sirven para abrir sombras.
Sombras que son el precio del mismo atardecer
y son el reclamo de una piel encerrada en otra piel.
Me duele la piel que reclama tu orgasmo.
Orgasmo que conspira con la noche y el ayer
y es la imposible saciedad que anuncia tus piernas.
Me duelen tus pausas en los reflejos de otro tiempo.
Me duelen las soledades en los reflejos del amor.
Amor que es misterio, dolor y la pausa de otro adiós.
Rolando del Pozo
sábado, enero 07, 2012
Recuerdo
Recuerdo tu escritura de errantes palabras y minuciosas voces.
Recuerdo que me hablabas de tus prolijos atardeceres
con el rumor de tu piel, con el olor de tus piernas.
Tu mirada era el circular fulgor que esconde el mundo;
se abría en los sudores de un apremiante latido,
se cerraba para descifrar las transparencias de mi sexo.
Vivías mas allá de las señales del viento, donde todo se pierde.
Vivías de las acechanzas de una noche de delirios.Vivías ensayando tu presencia, tu mirada alerta, tu ego,
intentando olvidar lo que te consume y multiplica.
Recuerdo que en vano despojaste al sueño de su vuelo,
que llenabas tu vientre con las semillas del porvenir
y entre tus manos se multiplicaba lo que perdura.
Recuerdo que tus lágrimas eran la manera de dictarme tus ganas,
que tu presencia era la manera de anticiparme tu ausencia
y que tu amor era la manera de vivirte al borde de la inmensidad.
Rolando del Pozo