Mis ganas están hechas con los vértigos de un beso,
con el amor consagrado a los arrojos de tus pechos,
con la dulzura que se derrama de tus lentas caderas
y escribe con ciego fuego mi nombre en tus piernas.
En tus miradas descubro una tierna y sorda soledad
abierta en la versión más perene de mi agitada vida.
En tus caricias se extiende un ayer repleto de versos
que te sazonan en los gemidos y te apuran en besos.
Con tu silencio acuno las melodías que se disuelven
en tus lágrimas y te reclaman bordada de recuerdos,
llena de la dicha que se acuna en tus labios abiertos.
Mis ganas están hechas de ti y crecen en tus fiebres,
en la esperanza que te reclama laxa, llena de gestos,
llena de mojadas poses en tus orgasmos sin tiempo.
Rolando del Pozo
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