Tu sombra se ha vuelto el agitar de mis versos
en un dolor que atiende el perdón de un beso.
Recorro tu boca en susurros de lentas noches,
librando tu mirada de la saciedad de la tierra.
Recorro tus fábulas en el poniente del espejo
y camino con la respuesta a mil voces frívolas.
Tu sombra delira letras, sueños y aloja la luna.
Tu sombra alza mis gritos cobrizos a tus cielos.
Se agotaron los signos en tus cielos sin pausas.
Se agotó la espera en las caricias de tu vientre.
Mi voz y los declives de tus senos son testigos
del quieto letargo de mis versos recorriéndote.
Despiertas y el tiempo te regresa a los sudores,
al grato vivir soñando en espera de otra noche.
Rolando del Pozo