Marcaste
sombras en mis labios como signos
que perduran
en el tiempo e ignoran señales.
Nuestras
tentaciones son los nombres asidos
por un cosmos
donde sobran los lentos mitos.
Son los
juegos de una figura trocada en luces
que
aprende del aroma de nuestros pecados.
Falta
la realidad en los acechos de mis culpas.
Faltan las
dudas en errados y lentos lamentos.
Marcaste
la luna en un azulado tierno poema,
en
destiladas voces llenas de inmóviles besos.
Y me
lleno del peligro de besarte sin confines,
en un
insaciable e intenso malestar sin poses.
Marcaste
la medida de tu vientre en mis ojos,
en los ebrios
finales que se vuelven a renovar.
Rolando
del Pozo
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