Regresaron a
nuestros lapsos las frescas palabras.
Regresó una
ilusión maltrecha adornando pausas.
Tus besos inquietan
las exhaustas, inciertas voces.
Inquietan las
errantes visiones recorridas en ganas.
Llegaron las
ausencias arropadas de lentos vuelos,
de contados pasos,
de condenas en rostros vagos.
Llegaron las
recogidas voces anhelando sacudidos
sudores en sábanas
ajadas por tus azuladas poses.
Vuelven tus gritos
en la dura textura de tu vientre,
en las
insaciables desazones de tus ligeras piernas.
Vuelven mis
versos disueltos en silentes arbitrajes
que determinan el
cauce de tus ajustados regazos.
Y regresan los sueños
que se alían con tus piernas
y se revelan en
la fugacidad de un breve orgasmo.
Rolando del Pozo