De verso en verso, más allá del vértigo y de escasas memorias,
te levantas sola, habitando las voces de un cuerpo sin nombre.
Dejas tus recuerdos en los nombres de agotada y dispersa luna,
en los cristales de la noche que se repiten en agoradas visiones.
Dejas tus sueños duplicarse en los lugares morados por el alma
y despiertas en otro presuntuoso sueño, en la víspera del amor.
Saludas la claridad con la soledad y la enredas con mis sombras.
Saludas el bien con el mal y te vuelves el verso denso de mi voz.
El interior como el exterior y el dolor se vuelve un mal augurio.
Lo de arriba como lo de abajo y el amor se acrecienta en todos.
Despiertas en otro comienzo, desasida de un olvidado pasado.
Despiertas en un mundo que te requiere fértil y perseverante.
Despiertas lastimada por el beso que une tus retazos de mujer,
de amante enamorada, de luchadora insaciable en tierno amor.
Rolando del Pozo
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