Se borra el adiós en los abismos de tu breve mirada.
No necesitas la claridad de tu voz en inútiles manos.
Sacudes los fulgores del alma en este repetido viaje
y vuelves a nacer en un ciclón de desmedidas horas.
Debes seguir ajustándote a las migraciones del alma,
a los jirones de un amor que agrega los dolidos años.
Hay angustia en tu mirada, insistiendo en tus delirios.
Hay malestar en los suspiros de insuficientes sueños.
Vuelves a los colores jadeantes en tu inverso paraíso;
les debes el dolor de una piel acumulando desdichas.
Y se borran los intentos que corroen suave tus pasos.
Se borran los afanes que agitan insolentes tus besos.
Vuelve el silencio y te mudas a otra temporal historia.
Vuelves a nacer confundida y esta vez, ya no importa.
Rolando del Pozo