En tu voz hay una distancia que me envuelve
y una piel tatuada con extraviadas memorias.
Están los espacios que se partieron en mi voz
y que exigen tus sueños envueltos en delirios.
En tus besos hay un idioma que oculta mi ser
y un puñado de ardores durando mis noches.
Están los pesares que se vierten en tus senos
y regresan en apasionadas pausas a abrigarte.
¿Qué haré con las cegueras que te reclaman?
¿Qué haré con las palabras que no te olvidan?
En tu voz hay una copla que insiste en vivirme
y me lleva errando en los sabores de tu noche.
Y están las flores de tu piel serena y dispersa,
mutando en gemidos, insistiendo en la pasión.
Rolando del Pozo