Están los paisajes tramados con tu confuso idioma,
con las imágenes de un pasado errante y vacilante.
Están las cartas que reconcilian lamentos en besos,
que conspiran con mi realidad en morosas visiones.
Están los adioses anunciando los secretos de tu voz
y las sombras que se ignoran en tus marinas formas.
El presente se dibuja en tu rostro pleno de pasados,
pleno de espejismos que se demoran en tus noches.
El futuro es una diferida señal en la calma de tu voz
y se demora en la quietud de tus agotados costados.
Están los precisos y ásperos desvaríos de tus versos,
agotándose al final de la noche con lentas distancias.
Y están los relatos vestidos de luz curando tus besos,
simulando los ecos del ayer en tus relajadas piernas.
Rolando del Pozo
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