Necesito un corazón disfrazado de memorias,
a la imagen de tus innumerables inquietudes.
Necesito la incesante sacudida de tus flancos,
tus indefensos escalofríos en el eco de mi voz.
El amor se ha vuelto un viaje de lentos versos,
de fantasías que se recuperan en tus desvelos.
El dolor se ha vuelto la inasible copla trabada
en tu regazo de bruma, en tus mustios afanes.
La pasión se ha llenado de ensueños y rituales,
de sollozos aguardando tus purpureas piernas.
Necesito el ardor de tu vientre en mis razones,
en las esperanzas que cobijan tus laxas fiebres.
Mis días te demandan en tus adoloridas poses,
llena de húmedas sombras y precisos silencios.
Rolando del Pozo