Se detienen los sueños en tus dedos,
en la flor retraída de un duro presente.
Se detienen en un tiempo de alegrías
y en las ciegas visiones que conjuraste.
Se detiene la vida en ceñida primavera
y se repite en mi herido viaje inmaterial.
Tus besos están hechos de la sustancia
que permanece en inclinadas mañanas.
Tu voz está hecha de cielos encerrados
en silencios llenos de sacudidas pausas.
Y todo es posible en tu provocar de ecos,
en lo imprevisto que nace en tus piernas.
Todo es posible en mis cifradas alboradas
que asedian tus angustiosos despertares.
Rolando del Pozo