Tú guardas las miradas en los días sin nombres
y el inerme llanto de espacios en una voz tierna.
Guardas la esencia de mi voz en el sigilo de la luz
y un amor de forma callada en tu ardiente regazo.
Elaboras las poses que definen tu precisa timidez
y definen mis voces lentas en tus silentes victorias.
Acechas una huérfana sombra de solidez incierta.
Acechas los fluidos de sueltas y dispersas victorias.
Guardas un amor vestido de hambre y de placer.
Guardas un recuerdo que baja a tus frescos senos.
Y te definen los anhelos llenos de pálidas ilusiones.
Te definen mis versos en la condena que te libera.
Guardas un amor de distancias que te reconforta
y un viaje que te devuelve a mis recurrentes besos.
Rolando del Pozo