Una mirada
innumerable abre caminos en tu alma.
Abre los años que
se repiten en sacudidas estrofas.
Una voz simula la
pose falaz que se repite en ganas,
en un beso acunado
en suspiros y llantos de viento.
Son de brillos
tus unánimes pausas y agitados celos.
Es de versos un
abismo creado en tu tarda soledad.
Vuelven las solas
imágenes a sazonarte de regresos.
Vuelve tu mirada de
reflejos cobijados en el espejo.
Y reconoces los
ecos del amor en la huida del ayer.
Reconoces la
claridad de mi voz en tu lento vientre.
Son de
interminables principios tu tálamo de flores.
Son de esperas los
cielos que te cubren de sudores.
Y reconoces el
duro resplandor debajo de mi lengua.
Reconoces mi amor
de lánguidas dudas y respuestas.
Rolando del Pozo