De tu amor he robado
un par de rosas,
tu lento cuerpo,
un espejo donde
imaginarte verdadera
y tu mirada sin
fondo, ni sombra
donde la noche
limita con tu piel
y se respira una
calma estrecha.
En nuestra pasión
nace un miedo de locos
a mutarse en un
nuevo idioma
que prescinde de
tus manos para sentir;
salen los
fantasmas de tus rendidas noches
a lucir nuestra
voz de amaneceres.
En el deseo,
nuestras orillas sin límites
anulan el tiempo;
se repite la
historia de tus sentidos,
del color de tu
nacimiento,
de tu infatigable
poesía dilatada en las estrellas,
donde volvemos de
variadas formas a soñar.
Rolando del Pozo