viernes, diciembre 31, 2010

Guardas

Guardas los días en los inesperados desahogos.

Guardas las ausencias en el ardor de tus piernas.

 

Guardas lo que se rompe, las inútiles despedidas.

Guardas soledades, asombrados gestos, fantasías.

 

Con tus voces acechas mariposas y sonidos rotos.

Acechas lágrimas en las lentas voces de tu pecho.

 

Con tu cuerpo defines distancias y diseñas gestos.

Defines las sombras fugaces de sonoras plegarias.

 

Con tu lento beso abrigas los designios de la vida.

Abrigas un amor de alisadas memorias y sombras.

 

En tu cuerpo temeroso sueñas, respiras, atardeces

y a veces simplemente agotas los colores del alma.

 

Guardas la luna, la ternura de alumbradas señales.

Guardas el azar y tu doliente sexo partido en besos. 

 

Rolando del Pozo

lunes, diciembre 06, 2010

Veo

Veo una extensa ilusión derramándose lenta en tu boca

y medito en el llanto golpeando la simetría de tus besos.

 

Veo tus dolores mordiendo una pausa llena de nombres,

rompiendo las abandonadas rutinas llenas de tus fluidos.

 

Veo tus lentas palabras espesándose en tiernos gemidos.

Veo tus siluetas florecer en la tardanza de lo inesperado.

 

Y recuerdo los movimientos agudos e intensos del alma,

lamiendo las sábanas, levitando el cariño en tus reflejos.

 

Recuerdo tus contorsiones volviéndose puñales y gritos:

los reclamos de tu alma ajustada en los frescos sudores.

 

Veo una flor llena de poses aunando un sucinto mañana

y la sangre del ayer con la fuerza de tu insolente mirada.

 

Veo tus sueños de mujer nueva transcribirse en sollozos

y cubrirse con las ganas que rompen tu deseado cuerpo.

 

Rolando del Pozo

martes, noviembre 30, 2010

Cierra tu voz

Cierra tu tierna voz y llena de noches mis deseos.

Desnuda la ansiedad de estos versos en tus senos.

 

Eres la despierta sonrisa donde aletea el silencio

y en tus ojos se ausenta la noche, delgada y ciega.

 

Se parecen tus poses a la brevedad de tus señales

donde se empapan mis ganas con errantes voces.

 

Cierra mi piel con tus descalzas flores de invierno

y descubre la pasión oculta en tus piernas sueltas.

 

Han venido las visiones ebrias al seno de tu rosa.

Han venido a reencontrarse con mi boca húmeda.

 

Atrapa mis frescas lágrimas en tu mirada intensa;

exigen los lánguidos anuncios de tu triste vientre.

 

Atrapa la soledad que dejaste en abatidos ruegos,

donde pretendes mi amor disparejo y misterioso.

 

Rolando del Pozo

miércoles, octubre 20, 2010

Llegaste

Llegaste en el candor de unas manos lastimadas,

en la ligereza de tus poses manchadas de poesía.

 

Llegaste en el rocío de un espacio que despertó

en tu cintura, en tus piernas, en tristes mudeces.

 

No estás sola, ni estás lejos en esta lenta poesía. 

Te llegan mis pasos y los besos que se renuevan.

 

No estás sola en este viaje de ritos y de fulgores

y levantar las voces del mundo, no te ahuyentan.

 

Sabes de los rostros que se repiten en el pasado

y te ausentan en un espacio que augura al llanto.

 

Sabes del amor que se renueva en mis desvaríos

y te busca en la luna que mis angustias acechan.

 

Llegaste en los signos que se avivan en mi locura

a recuperar los adioses que resignaste a la deriva.

 

Rolando del Pozo

domingo, septiembre 05, 2010

A pesar

A pesar de las avisadas y celosas distancias, te recuerdo.

A pesar de las numerosas angustias, mis noches son días.

 

Y están tus besos profundos, ciñendo mis manos y boca.

Están tus gestos, las truncadas voces y tu alma distraída.

 

Y me duelen las señales de tu cuerpo en prófugas voces.

Me duelen tus lastimadas poses en el azar de mis versos.

 

Me duelen tus señales distantes que tejen mis condenas.

Me duele la visión silente que reduce mis frases a muecas.

 

He luchado con las visiones que reivindican tus clamores,

tus rituales ansiosos, tus gestos extrañamente familiares.

 

He luchado con crecidos vacíos en perturbadas plegarias,

en las miradas esquivas marcadas en el espejo de la sala.

 

Y están los pulidos alientos y los radiantes rastros del alba

y la más fiel de tus sombras negando turbada, tu ausencia.

 

Rolando del Pozo

lunes, agosto 09, 2010

Tus besos

Tus besos ensayan las señales de la vida en mis deseos,

en la avidez de estremecer la realidad donde te repites.

 

Tus ajustadas piernas se abren en prohibidas angustias;

se llenan de sueños en un océano de ambiguas señales.

 

Todo aquello que te define, te renueva en lentas voces,

en sucesivos rostros que agitan la perfidia de tus poses.

 

Te define la rápida caricia que se desliza entre tus senos.

Te define la desnudez que te descifra en amplios versos.

 

No sabes de los paisajes en encendidas y tardas noches.

No sabes de los mimos que definen tus frescos pliegues.

 

No sabes de la voz que agrupa tus inquietas desazones,

tus alienadas insistencias y tus incompletos horizontes.

 

Y te define el fulgor de la luna, las impetuosas auroras,

lo invisible y lo prohibido que se multiplica en tus poses.

 

Rolando del Pozo

sábado, julio 17, 2010

No hay puertas

No hay puertas que se abran al fondo de tus ardores.

No hay salidas que te integren a un mar de memorias.

 

Vuelves en la lluvia a agrandar tu depósito de gemidos.

Vuelves en la luna, ofuscada en el claror de mis sudores.

 

No hay puertas que se abran en las voces de tu vientre.

No hay salidas que diluyan llantos en viajes sin tiempo.

 

Y no estabas lista en tu cuerpo que augura malestares.

No estabas lista para un mundo de angustiados besos.

 

Vuelves en la ansiedad de mutar tus dolores en certezas.

Vuelves en el vértigo de repetirte intacta en loca pasión.

 

Vuelves dispuesta a llenar de noches tus irritados ahogos.

Vuelves con laxos dolores en la brevedad de un espasmo.

 

Y reclamas la versión más nueva de mi angustiada locura

donde te resistes a los ardores que te rompen en versos.

 

Rolando del Pozo

jueves, junio 24, 2010

Tal vez

Tal vez tus abatidos gemidos se repitan en mis sombras.

Tal vez tu voz se multiplique en mis rebosados sudores.

 

Tal vez tu sombra vuelva a encarnarse en mis pliegues

y no sean necesarios los perdones y los tardos reflejos.

 

Has levantado la noche, irreversiblemente, con tus besos

y nos mira el tiempo con el color de la dicha y la fatalidad.

 

Y estás ahí, al pie de tus horizontes, sofocada y adolorida.

Están tus violentas contorsiones, tu agitada imperfección.

 

Estás ahí, al pie de tu abandonada soledad, la no fingida.

Están tus imágenes demoradas pendientes de la ternura.

 

¿Quién podrá aplacar tu desnudez con profusa frescura?

¿Quién podrá llenar de milagros tus palpitantes pechos?

 

Has levantado al mundo con tus severas y lentas manos

y nos repite el amor, incansable, en un milagro al revés. 

 

Rolando del Pozo

viernes, mayo 14, 2010

En algún lugar de tu vientre

En algún lugar de tu vientre hay un inconcluso poema.
Hay una puerta que se abre en la fortuna de tus besos.

De tu vientre surgen preguntas hechas de malestares,
de gemidos que rozan la nostalgia y semejan visiones.

Surge el profuso lenguaje de tus agitadas migraciones.
Surge el dolor en la embestida de insolubles pasiones.

Tu vientre es la sentencia suave de mis viajes agitados.
Tu vientre es un frágil paraíso que se vuelve añoranza.

En algún lugar de tu vientre mis apetitos son plegarias
que se estrechan en voces que me sustraen del mundo.

En algún lugar de tu vientre tus señales se estremecen
y no caben en los silencios, en sus ofuscados espasmos.

Surgen preguntas en el reverso de tu inquieta sonrisa.
Surgen soledades que remedan mi angustiado destino.

En algún lugar de tu vientre se repiten los fatuos viajes
y las vanas sentencias que me llevan a un negado ayer.


Rolando del Pozo

lunes, mayo 03, 2010

De verso en verso

De verso en verso, más allá del vértigo y de escasas memorias,

te levantas sola, habitando las voces de un cuerpo sin nombre.

 

Dejas tus recuerdos en los nombres de agotada y dispersa luna,

en los cristales de la noche que se repiten en agoradas visiones.

 

Dejas tus sueños duplicarse en los lugares morados por el alma

y despiertas en otro presuntuoso sueño, en la víspera del amor.

 

Saludas la claridad con la soledad y la enredas con mis sombras.

Saludas el bien con el mal y te vuelves el verso denso de mi voz.

 

El interior como el exterior y el dolor se vuelve un mal augurio.

Lo de arriba como lo de abajo y el amor se acrecienta en todos.

 

Despiertas en otro comienzo, desasida de un olvidado pasado.

Despiertas en un mundo que te requiere fértil y perseverante.

 

Despiertas lastimada por el beso que une tus retazos de mujer,

de amante enamorada, de luchadora insaciable en tierno amor.

 

Rolando del Pozo

domingo, marzo 28, 2010

No renunciaré

No renunciaré a los colores fugitivos de tu vientre,

ni a las voces que llenan mi alma de grandes huidas.

 

No renunciaré a los temblores que sacuden la noche

y llenan de sobresaltos las fantasías de mis sombras.

 

Tal vez la memoria sepa del dolor de mudas caídas.

Tal vez tus palabras se vuelvan a escribir sin sollozos

y el silencio se vuelva el umbral de nuestras voces.

 

No renunciaré a lo amado y lo temido en tus pausas,

aunque el tiempo se acomode calmo en mi lengua,

aunque se derramen las sílabas de todas tus quejas

y marchen mis razones a derramarse en tus pupilas.

 

No renunciaré a la condena a la altura de tus senos.

No renunciaré a los dolores a la altura de tus piernas.

 

Tal vez mi poesía se vuelva vida que agite la muerte.

Tal vez haber vivido sea señalar tu boca con mi boca.

Tal vez haberte amado sea la puerta a mi redención.

 

Rolando del Pozo

viernes, enero 22, 2010

Sumisas memorias

Sumisas memorias me transportan al resplandor de tu vientre,

al relieve de una pasión que se escribe con castigos y temores.

 

Sumisas memorias juntan los años y trazan la insoluble tristeza

en las grandes saciedades de un porvenir que mira hacia atrás.

 

A lo largo de estos versos la eternidad es el resplandor de un día

y los besos son bordadas lágrimas en un lecho de lentos sudores.

 

A lo largo de estos versos hay un deseo invadido por tus ruegos

y el sexo es la medida de tu inocencia, en la mitad de mis besos.

 

¿Cómo descifrar con tus gemidos los sigilos de reposadas poses?

¿Cómo acertar con tus días en tu insaciable y pausado universo?

 

Te dividen las noches, te engendran los ardores en diluidas ganas.

Te dividen los orgasmos, te recogen los sudores, te repite mi voz.

 

A lo largo de estos versos se derrama el amor y están los miedos.

Están los versos derramados en tus piernas, invitándote a volver.

 

Rolando del Pozo