Te has vestido
con tus lágrimas agitadas y gastadas
y has
lucido tu inocencia en el espejo roto del tiempo.
Te has
vestido con las sombras de inconclusos poemas,
con las
promesas, con los silencios, con las pausas,
con las
ganas sazonadas de tus hambrientos costados.
Has
lucido tu cuerpo dividido y disputado por las horas.
Has
lucido el amor en el aliento gastado de mi versos.
No te
importa la voz que encierra tus manos en el miedo.
Ni
siquiera los comienzos que engendran tus formas.
Ni
siquiera las condenas que se derraman del amor.
Te has
vestido con una inconstante y tenue eternidad,
con los
fragmentos de una historia que tiende a repetirse.
Has
lucido las edades que te muestran de revés en el ayer,
que
estiran tu piel, tus formas y las llenan de memorias.
Has
lucido mis palabras que se abrazan en un viaje sin fin.
Y concluyo,
que es inútil tratar de vivirte sin comienzos,
que es
inútil el olvido en tus espesados delirios y besos,
que es
inútil el amor si te has vestido de quimeras y sueños.
Rolando
del Pozo