miércoles, agosto 12, 2009

Es la hora

Es la hora del deseo en un resplandor sin culpas.

La hora de rostros arrojados a desasidos luceros.

La hora de amarse en tus transmutados gemidos.

La hora de voces mutando en precarias pasiones.

 

Mi destino es liberar tus formas en gastado lecho.

Mi destino es azuzarte en tus clamores endebles,

en las flores de tu pubis, en el olor de tus piernas.

 

Mi destino es mirar tu boca adornada de augurios,

adornada de laxos versos migrando a tus entrañas.

 

Tu inocencia aspira la celada de una piel sudorosa.

Tu alma se envuelve de trabados cuerpos y deseos

y el pecado es un viento instantáneo y perecedero.

 

Es la hora de tus plegarias en una voz muy exigua.

La hora de tus fulgores, de tus temores y visiones

repitiéndose inevitables en tu alargada existencia.

 

Rolando del Pozo