sábado, abril 25, 2009

La mujer

La mujer de rostro firme vuelve a mi ventana,

reclinando su pecho en el agonizar de la lluvia.

 

Reclama la vida en la piel labrada por el llanto,

en la dulce plegaria que limita con sus delirios.

 

Vuelve desde un mundo de manos truncadas

asumiendo sus tiempos en las alas de un ángel.

 

Se repite en mis sueños llenos de vacías voces

y descuelga silencios en desencajados adioses.

 

Su boca encierra el destino de vanas formulas

que dejaron el amor y se copian en mi espacio.

 

Su cuerpo es la luz en el reverso de urgida paz

y los versos impronunciables en los rígidos días.

 

Vuelve en los rumores de la tarde, insondable,

vibrando en los inicios y finales de un orgasmo.

 

Rolando del Pozo

miércoles, abril 22, 2009

Eres

Eres el reflejo de la sumisa imagen elevada en los ardores.

Reflejo que revela los cortes del alma, las caras del pasado.

 

Eres la tierna noche donde palpita lo invisible de mis voces

y la sustancia hecha de las confusas travesías a tus piernas.

 

Eres el compendio de mis ganas en tus intraducibles poses.

Poses que acomodan quimeras y se estropean en gemidos.

 

Tus noches son el norte de un fuego de escasas distancias.

Tus signos son talladas memorias en mis disueltas señales.

 

Tu desespero es la paz en el inverso de una voz que excita

y desprende silencios en el ardor que presagia al orgasmo.

 

Eres, a fin de cuentas, el breve apetito que respira olvidos

y me excede en el modelo disperso de una incesante vida. 

 

Eres el obstinado y lento despertar en un mundo sin fines,

sin válidos motivos para renunciar a este eterno presente.

 

Rolando del Pozo

sábado, abril 18, 2009

Me pregunto

Me pregunto, qué hacer para esquivar tus lamentos

y envolver mi desolación en cualquier transparencia.

 

Qué hacer con tus apariciones, con los leves reflejos

de tus calladas angustias, insistiendo en confusiones.

 

Silencio y distancia se abren en un pasado recurrente.

Se abren penas y lágrimas en los ruegos que lastiman.

 

¿Cómo saber de tu insaciable y desmedido universo?

¿Cómo acertar con tus días en tu imborrable silencio?

 

Tal vez extiendas tu mano en cualquier suave recuerdo

y tu nueva huella llene los vacíos del hogar que dejaste.

 

Tal vez aún me quede fuerzas para desgajar al tiempo,

observar a la muerte, callarla, y darle otro significado.

 

Y descubrir que aún me quedan versos para hablarnos,

para sentir tus besos en suaves ecos, desde la infinitud.

 

Rolando del Pozo