martes, marzo 31, 2009

Se borra

Se borra el adiós en los abismos de tu breve mirada.

No necesitas la claridad de tu voz en inútiles manos.

 

Sacudes los fulgores del alma en este repetido viaje

y vuelves a nacer en un ciclón de desmedidas horas.

 

Debes seguir ajustándote a las migraciones del alma,

a los jirones de un amor que agrega los dolidos años.

 

Hay angustia en tu mirada, insistiendo en tus delirios.

Hay malestar en los suspiros de insuficientes sueños.

 

Vuelves a los colores jadeantes en tu inverso paraíso;

les debes el dolor de una piel acumulando desdichas.

 

Y se borran los intentos que corroen suave tus pasos.

Se borran los afanes que agitan insolentes tus besos.

 

Vuelve el silencio y te mudas a otra temporal historia.

Vuelves a nacer confundida y esta vez, ya no importa.

 

Rolando del Pozo

sábado, marzo 21, 2009

Te reconozco

Te reconozco en las costumbres, en la migración del amor,

en los titubeos de la noche ocurriendo debajo de tus pies.

 

Olvidaste atarme donde acaba el mundo y empieza el ayer,

en los mimos que se repiten en la ausencia y en mis versos.

 

Olvidaste invitar a las visiones que se repiten en mis voces

y se escriben en imposibles delirios y alargados recorridos.

 

Ahora es tarde para corregir las trampas llenas de sombras

y es tarde para las tristezas recogidas en tu secreta mirada.

 

Tu regreso me ha llenado con los gritos de absurdas poses,

con abismos que se abren en noches y ocultan lo inmenso.

 

Tú existes en mis temblores, en los extremos de la cordura,

en mis vigilias, en los vacíos que siempre ocultan mis voces.

 

Te reconozco en los rastros del futuro que susurran olvidos 

y me regresan a tu tierna voz donde conjuro tus presencias.

 

Rolando del Pozo

viernes, marzo 13, 2009

Mis ganas

Mis ganas están hechas con los vértigos de un beso,

con el amor consagrado a los arrojos de tus pechos,

con la dulzura que se derrama de tus lentas caderas

y escribe con ciego fuego mi nombre en tus piernas.

 

En tus miradas descubro una tierna y sorda soledad

abierta en la versión más perene de mi agitada vida.

 

En tus caricias se extiende un ayer repleto de versos

que te sazonan en los gemidos y te apuran en besos.

 

Con tu silencio acuno las melodías que se disuelven

en tus lágrimas y te reclaman bordada de recuerdos,

llena de la dicha que se acuna en tus labios abiertos.

 

Mis ganas están hechas de ti y crecen en tus fiebres,

en la esperanza que te reclama laxa, llena de gestos,

llena de mojadas poses en tus orgasmos sin tiempo.

 

Rolando del Pozo