jueves, noviembre 20, 2008

He aquí tu cuerpo

He aquí tu cuerpo extendido que la luna no blanqueará,
adornado con los roces temerosos de una luz tibia;
lleno de memorias, recorrido por pausadas lágrimas,
desdoblado en los temerosos espejos y retratos.

Sus ademanes han despertado las edades del amor,
la inexacta duración de mis tímidas sombras
y las señales de un destino con lentísimas salidas.

Sus gestos son el rumor de voces llenándolo todo,
son las inconclusas sombras que perduran en el candor.

He aquí la dicha dispersa acariciando tus senos,
los detenidos reflejos recuperando imágenes
y el fulgor del deseo perpetuándose en las rosas.

He aquí mis letras en el incesante aroma de tu nombre,
en la implacable ternura de tu piel evadiendo la impaciencia.

Henos aquí en el afán de vivir un presente vedado a las sombras,
repitiéndonos en tus gemidos, saboreando la eternidad.

Rolando del Pozo

martes, noviembre 11, 2008

Están los paisajes

Están los paisajes tramados con tu confuso idioma
y las imágenes de un pasado errante e indeciso.

Están las cartas que intercambian con mis sueños
los clamores de tu vientre y conspiran con mi realidad.

Están tus adioses anunciando las rígidas y lentas visiones,
pregonando los secretos de una desconocida voz de espacios.

Las sombras de un ignorado futuro se extienden en las horas,
se dilatan en los presentes de rostros fraguados con tu ausencia.

Los espejismos de un inacabado jardín se rezagan en la noche,
se demoran en la quietud de mi caída hacia un nuevo pasado.

Están tus presagios vestidos de lluvia en el fulgor del tiempo,
vestidos de espacios en el anochecer de tus relajadas piernas.

Están las rotas e inertes estaciones del tren, al final de la noche,
entre mis últimas letras, aguardándome con indecisas distancias.

Están los recuerdos en los ajados relatos, en las disipadas voces,
recreando tu identidad y simulando tus besos, en el eco del ayer.



Rolando del Pozo