Marcaste la
perduración en la saciedad de mis esperas
y lo diverso de
tus senos en mis estáticos y libres labios.
Soñaste en la
aventura de abandonos, trampas y regresos
pero siempre
faltaron los bríos del azar, las plumas del ayer,
las jugadas del destino,
para volver intacta al mismo sueño.
Amaste las
apuestas arrancadas de precarias insinuaciones,
las puertas que
se truecan en esperas y la ventura de seducir.
Mi poesía escarba
tus esquinas prohibidas con sabor a pasado.
Mi poesía aguarda
en el costado de un tiempo con sabor a nada.
Yo escribo con
mis ojos tus reclamos y los convierto en gemidos,
en sonrisas que se
quiebran en el desdén de tus piernas abiertas.
Amaste los
encierros en la demencia de subsistir sin conciencia.
Amaste el
lenguaje leve de tus espacios labrados en mis penas.
Susurraste ayeres
en mis tentaciones y las llenaste de distancias,
de dolores, de
laberintos sin descansos para provocar mis temores.
Mis días se
cumplen en tus aguas quietas que nadie quiere rasgar,
en el irrevocable
olvido que trepa la sombra de mi asidua condena
y me vuelve el desvelo
que aguarda bajo las alas sinceras del adiós.
No hay comentarios:
Publicar un comentario