Tu imagen me
aguarda diseñando voces y augurios,
me aguarda
simulando trampas en los ecos del adiós,
simulando
diversas memorias desertas de nostalgias.
Tu imagen es la vida
en un vientre asimilando voces.
Es la partida de
mi horizonte en tus exactos sollozos,
en tus jadeos dispersos,
en tus sudores sin sentidos.
El ayer me
condena a consumirse en noches cortas,
al dolor sin
historia, al rostro incierto de una ilusión
y a las sombras que
ironizan las apuestas del olvido.
Me queda el
consuelo de leerte con tus leves voces,
de acariciarte suave
con mis recuerdos y esperanzas,
de beberte en
lágrimas y saberte de fogosas noches.
Me quedan tus
ruegos y los bríos que giran tu noche.
Me quedan las
costumbres, las fisuras de tus furores
y un pasado que quiebra
la muerte en sacudido amor.
Rolando del Pozo
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