Regresar del mañana
me vuelve a tu nostalgia ciega,
a tu costado de mujer incesante,
a la sombra que pregona tu victoria
y que aspira a una luz sin culpa.
Regresar al paraíso entre tus piernas
me aleja de un par de alas,
de las plegarias que anudaste a mi caída
y de todo lo que habita en mis pecados.
Regresar a tu llamado es volverme
el eco de tus manos acariciándolo todo
y el interminable comienzo de tu cara de mujer;
es levantar los presagios que tallaron
la llegada de lo que vendrá envueltos versos
y que me recuerdan tu nacimiento,
la otra vida y el enigma de volver a nacer.
Rolando del Pozo
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