lunes, mayo 08, 2006


Sé de las soledades de la luna
en la profunda repetición de tu cuerpo;
los preceden mis sudores indistintos,
y la noche que ignora un tiempo detenido.

Sé de tus senos en pausada realidad;
los adorna tu profanada agonía,
los precede el dolor que ignoras en espejos,
en la soledad de proscritas batallas.

Sé del hijo que reside en tus sombras,
en la memoria fiel de tu vientre,
en un pasado que me libra de las culpas
y me enseña en cualquier silencio, a ser feliz.

Rolando del Pozo

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